TEORIA DE LA PLANIFICACION DANIEL ESPINOSA
domingo, 9 de agosto de 2020
martes, 30 de junio de 2020
VARIABLES DEL ESPACIO PÚBLICO CONTEMPORÁNEO
DIVERSIDAD COMO ESTRATEGIA DE PROYECTO EN LA TRANSFORMACIÓN URBANA
martes, 9 de junio de 2020
LE CORBUSIER Hacia una Arquitectura
El libro de Le Corbusier “Hacia una Arquitectura” es una ponencia ante un cambio que se debía
producir tras La II Guerra Mundial, en esta época donde los arquitectos
anteriores a esto tenían demasiada edad para hacer ese cambio así que fue una
labor de los jóvenes visionarios adaptar la arquitectura a la época que debía
comenzar.
En esta obra tiene que cambiar la visión del arquitecto y Le Corbusier compara esta figura con la del ingeniero cuya forma de afrontar cada situación y problema de una manera diferente, más técnica, más eficiente y más precisa, aunque en contra posición de sitúa la labor del arquitecto de ordenar el espacio ayudándose de las figuras geométricas simples y en los principios de volumen, superficie y plano.
EL libro tiene varias enseñas que comparan en este nivel de arquitecto-ingeniero comparando la manera de construir viviendas con la de hacer vehículos y aeroplanos. El diseño y la ingeniería de unos deja muy atrás a al concepto arquitectónico de entonces, por lo tanto lo que se pretende es equiparar estas dos ramas para beneficiarse mutuamente.
Todo esto está altamente influenciado por la época histórica en la que vive Le Corbusier, hay que crear vivienda urgentemente tanto que sean capaces de asemejarse al modo constructivo de la ingeniería, con módulos para poder disminuir el tiempo de construcción y así construir “las casas en serie”.
“Hacia una Arquitectura” es reconocido como el libro de arquitectura más importante de la primera mitad del siglo pasado, el cuyo intento es transmitir que el empeño en la renovación de la arquitectura puede reemplazar la revolución política y puede realizar la justicia social. En el libro trata de los tres puntos fundamentales de una nueva arquitectura: Los Pilotis, los techos jardín, el plan libre.
Los Pilotis (pilares). Solucionar un problema de manera científica
significa antes de todo distinguir sus elementos. En una construcción él pueden
sin duda separar las partes portante y no. Al sitio de los primitivos
fundamentos, sobre los que apoyaron setti mural, y al sitio de los muros
pilares, el cemento armado permite de usar fundamentos puntiformes. Los
pilotis, pilares, levantan la casa del suelo, los espacios son sustraídos a la
humedad del terreno y vienen a tener luz y aire. La superficie ocupada por la
construcción queda al jardín que pasa bajo a la casa, el jardín también está
sobre la casa, sobre el techo.
Los Techos Jardín. El techo llano solicita en primer lugar un empleo lógico: techo-terraza, techo-jardín. El techo llano es realizado en hormigón con protección por los botes térmicos, para asegurar una mayor duración. El techo-terraza también satisface esta exigencia, adoptando una medida particular de protección: arena bañada de losas espesas de cemento, a empalmes escalonados sembrados con hierba. El efecto conseguido es aquel de una masa termoreguladora, raíces y arena dejan filtrar lentamente el agua. Los techo-jardín se ponen opulentos: flores, matorrales y árboles, prado. En general por una ciudad el techo-jardín significan el rescate de todas las superficies construidas.
El Plan Libre. Los muros portantes, partiendo del subsuelo,
se agregan formando la planta baja y los otros planes, hasta el techo. El
sistema de los pilares sustenta los desvanes, los tabiques son puestos a gusto
según las necesidades y ningún plan está vinculado al otro. Ya no existen
paredes portante pero sólo membranas sólidas de choque trasero; consigue de ello la absoluta libertad de
configuración de la planta, que permite una gran economía de volumen construido
y un riguroso empleo de cada centímetro cuadrado, que compensan los mayores
costes de una construcción en hormigón armado en pilares portante.
Los Corbusier afirma que la ingeniería y la arquitectura son
dos cosas solidarias, consiguientes; la
una en floración, la otra en retroceso. El ingeniero es conducido por el
cálculo y alcanza la armonía, el arquitecto, organizando las formas, realiza
una estructura que es pura creación de su mente, y determina movimientos
diferentes de nuestro espíritu y nuestro corazón, (está aquí que se advierte la
belleza).
Los elementos arquitectónicos son la luz, la sombra, el muro
y el espacio.
domingo, 31 de mayo de 2020
EL CAPITALISMO Y LA CIUDAD: Richard Sennett
"El capitalismo global construye la misma ciudad en todas partes"con patrones estandarizados de inversión y de lo que es vivir.
martes, 19 de mayo de 2020
A FAVOR DE LA ESCALA HUMANA
Durante el último año nos han escuchado referir muchas veces a Gehl Architects y sus ideas de ciudades de “escala humana” o “para las personas”. Recientemente tuvimos la oportunidad de aprender más sobre estos conceptos durante el estreno en Washington del documental “The Human Scale: Bringing Cities to Life”, del cineasta danés Andreas Dalsgaard. Después de la proyección, ICES invitó a cuatro líderes en la planificación urbana – Jeff Risom de Gehl Architects; Harriet Tregoning, Directora del Departamento de Planificación de Washington DC; Lee Quill, Principal de Cunningham Quill Architects; y Darryl Young, Director de Ciudades Sostenibles en la Summit Foundation – para reflexionar sobre la película y las ideas que propone.
¿Cuándo y por qué las ciudades dejaron de diseñarse pensando en
las personas?
En los viejos tiempos, las ciudades fueron hechas para las
personas, pero la introducción posterior del automóvil invadió todos los
espacios de la ciudad y empujó las actividades humanas hacia afuera. La
creciente construcción de autopistas, de hecho, sólo hace feliz a los
automovilistas, no a las personas. Hubo dos grandes paradigmas: el de la
modernidad, que consideraba la necesidad de construir altos edificios, sin
importar los espacios públicos para la gente; y un viejo paradigma
basado en la invasión del auto. Yo fui por algo diferente: hay
un espacio público donde se tiene que pensar a escala humana. En todo el mundo
se ha despertado el interés en esta temática y hubo una crítica profunda
respecto de cómo se orienta el planeamiento urbano. Si una ciudad es un buen
lugar para vivir, va a ser mejor para mis hijos. No se trata de
arquitectura, sino de una mejor interacción entre la forma y la
vida. Se trata de dejar de pensar sólo en lo cuantitativo para pensar también
en la calidad; de preguntarnos: ¿cómo podemos hacer mejores ciudades para las
personas?
¿Cómo es posible lograr ese cambio de mentalidad?
Hay dos grandes ejes para este cambio. Uno es que hemos tomado conciencia de que tenemos que hacer algo con el tema de la sustentabilidad y la problemática del cambio climático. Hoy son muchas las ciudades que, a través de distintas iniciativas, están haciendo acciones para dar una respuesta. El otro eje importante es lo que nos dicen los doctores: si continuamos planeando las ciudades para que las personas estén todo el día sentadas en el auto y en las oficinas, estaremos matando a millones de personas porque necesitan moverse. El nuevo paradigma establece que debemos hacer ciudades sustentables, saludables y habitables. Es decir, hacer ciudades para que las personas caminen más y anden más en bicicleta. Se trata de hacer las cosas bien para la gente. Esta apuesta por la sustentabilidad,
¿cómo impacta en la dimensión económica de las ciudades?
Copenhague ha sido una de las ciudades más habitables y con la
población más feliz del mundo, y la economía de Dinamarca no está tan mal. Se
ha descubierto que si una persona toma la bicicleta en Copenhague para viajar
un kilómetro, la sociedad gana 1,25 dólares, y si toma un auto para realizar el
mismo recorrido, la sociedad pierde 0,17 centavos de dólar. Si más personas
andan en bicicleta la sociedad se beneficia, habrá menos accidentes de
tránsito, menos necesidad de gastos en hospitales, medicina y policías; la
calidad de vida de las personas será mejor. Algo tan simple como una hora de
caminata diaria, extiende la esperanza de vida.
En su travesía por varios continentes, quizás lo más fascinante
del film es cómo, al plantearse estas preguntas, y al tomar a la gente como
prioridad, líderes políticos y ciudadanos generan diversas ideas que responden
a particulares contextos locales. El centro de Melbourne ha visto sus angostos
callejones, antes oscuros y vacíos, transformarse en vibrantes espacios, llenos
de cafés, galerías y restaurantes. En Dhaka, una de las ciudades de mayor
crecimiento del mundo, mantener la escala humana representa un proceso
complejísimo. A pesar de que tan solo 5% de la población tiene un vehículo
privado, la gran parte de las inversiones de infraestructura se destinan a
grandes carreteras, sacrificando en parte las prioridades de peatones o
usuarios de transporte público. En New York, donde desde los años 60 la
priorización del automóvil y las grandes vías ha causado grandes fisuras en el
espacio y los barrios de la ciudad (y que en cierto modo debería demostrar el
riesgo que corre Dhaka de perder sus espacios públicos urbanos), por fin se ha
revertido este proceso. Con la ayuda de Gehl, la ciudad peatonalizó el famoso
Times Square, donde hasta hace algunos años se disponía de un 90% de espacio
para autos y un 10% para peatones incluso cuando sólo el 10% de los usuarios
eran autos y el 90% eran peatones. Como señala el mismo Gehl de manera concisa:
“si haces más calles tendrás más autos; si haces más espacio para las personas,
tendrás más vida pública.”
martes, 12 de mayo de 2020
DERECHO A LA CIUDAD
El derecho a la ciudad es entonces restaurar el sentido de ciudad, instaurar la posibilidad del “buen vivir” para todos, y hacer de la ciudad “el escenario de encuentro para la construcción de la vida colectiva”
Asimismo, la vida colectiva se puede construir sobre la base de la idea de la ciudad como producto cultural, colectivo y, en consecuencia, político. La ciudad, es un espacio político, donde es posible la expresión de voluntades colectivas, es espacio para la solidaridad, pero también para el conflicto. El derecho a la ciudad es la posibilidad de construir una ciudad en la que se pueda vivir dignamente, reconocerse como parte de ella, y donde se posibilite la distribución equitativa de diferentes tipos de recursos: trabajo, de salud, de educación, de vivienda, recursos simbólicos: participación, acceso a la información, etc.
El derecho a la ciudad es “el derecho de toda persona a crear ciudades que respondan a las necesidades humanas. Todo el mundo debería tener los mismos derechos para construir los diferentes tipos de ciudades que queremos. El derecho a la ciudad, no es simplemente el derecho a lo que ya está en la ciudad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo radicalmente distinto”.
El derecho a la ciudad es “el derecho de toda persona a crear ciudades que respondan a las necesidades humanas. Todo el mundo debería tener los mismos derechos para construir los diferentes tipos de ciudades que queremos. El derecho a la ciudad, no es simplemente el derecho a lo que ya está en la ciudad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo radicalmente distinto”.
¿Derecho a la ciudad en el Centro Histórico de Quito?
Quito es la capital de Ecuador, uno de los escasos países que cuenta con el Derecho a la Ciudad en su Constitución:
Art. 31.- Las personas tienen derecho al disfrute pleno de la ciudad y de sus espacios públicos, bajo los principios de sustentabilidad, justicia social, respeto a las diferentes culturas urbanas y equilibrio entre lo urbano y lo rural. El ejercicio del derecho a la ciudad se basa en la gestión democrática de ésta, en la función social y ambiental de la propiedad y de la ciudad, y en el ejercicio pleno de la ciudadanía.